Todos sentimos algo todos los días, absolutamente todos. A veces, o más bien, a menudo no nos damos cuenta de qué es lo que estamos sintiendo. Hemos cerrado el corazón y no hemos aprendido a ver nuestras emociones, y me refiero a todas, como grandes amigas. Hoy quiero platicarte porqué sé que la gestión emocional es clave en el desarrollo de competencias interculturales.

En mis 16 años laborales de interculturalista, tanto como formadora, como coach, y como apasionada de la comunicación intercultural, he visto una y otra vez cuántas emociones surgen en situaciones interculturales.

Mi definición de «intercultura» y „cultura“

Cuando hablo de intercultura, me refiero a la interacción de dos o más personas con diferentes raíces culturales. Cultura, para mí, es el conjunto de las reglas del juego de convivencia y de interacción. Por lo tanto, cultura no se limita a, y no se define por, fronteras territoriales. Cultura puede ser también la cultura generacional, familiar, empresarial, sectorial o de un mundo como el de la música clásica.

Lamentablemente, los sentimientos no suelen ser parte de las formaciones interculturales.

Las emociones que he visto en mis clientes han sido variadas. Las más frecuentes han sido: inseguridad, miedo (por diferentes motivos), alegría, emoción, frustración, enojo, cosquilleos de aventura, por destacar algunas. Yo he visto estas emociones, pero no han formado parte de las formaciones o de las sesiones de coaching porque no era parte del programa que solicitaban las empresas y porque la gente no está acostumbrada a hablar sobre sus emociones. Sí he hablado con los participantes sobre retos y oportunidades a la hora de ser transferidos a otros países, pero la mayor parte del tiempo eran temas de la mente y no del corazón.

¿Has estado en una formación intercultural y deseado que se toque el tema de las emociones que surgen en encuentros interculturales?

Mi camino hacia la gestión consciente de las emociones

A mí me empezó a interesar cada vez más el tema de las emociones,
porque con 3 niños tengo a diario el reto de la gestión de las emociones, las mías y las de mis hijos, porque yo nunca aprendí a gestionar mis emociones, ni siquiera a permitirlas, porque pienso que para ser un buen coach intercultural necesito poder acompañar a mis clientes en sus emociones.

Todos estos motivos me llevaron a leer mucho sobre emociones, a cursar el curso «Educar con Inteligencia Emocional» en 2020 y a vivir mis emociones de manera consciente. Desde entonces, he disfrutado de cada experiencia, también de las emociones que consideramos «no deseadas“.  Y así, siento mis emociones de manera consciente, conecto con ellas y crezco en mi desarrollo personal.

La influencia de las emociones en la mente y el equilibrio personal

Me he dado cuenta de que, mientras más haga a un lado emociones densas como la tristeza, la rabia y la depresión, más me siguen. Si, en cambio, tomo una hoja de papel y un lápiz, y empiezo a escribir sobre lo que siento en mi cuerpo, sobre los pensamientos que surgen en mi mente, y todo esto lo hago sin juzgarme, más rápido estoy nuevamente en mi equilibrio emocional. Mi mente puede pensar claramente y puedo ver todo sin la nube de las emociones densas.

Si, en cambio, solo trato de distraerme y de ignorar el sentimiento, quedo desequilibrada y el mínimo empujoncito puede hacer que me desmorone o que explote, según la emoción. Mi claridad mental se reduce y me es difícil tomar buenas decisiones y encontrar soluciones.

Las emociones pueden llevar a malentendidos interculturales

Y aquí es donde se cierra el círculo. En situaciones interculturales existe un cierto grado de incertidumbre porque no conozco la otra cultura y, por ende, tampoco sus reglas de juego. En estas situaciones necesito concentrarme más que en situaciones familiares y aquí mi equilibrio emocional es sumamente importante. Mis emociones actúan como un filtro extra a mi filtro cultural y así interpreto las acciones de la otra persona, lo que puede llevar, finalmente, a malentendidos. Si estoy consciente de mis emociones, puedo mantener mi equilibrio más fácilmente y, si me atrevo, puedo hablar sobre ellas y, así, quizás la otra persona también se atreve y se puede crear una situación más relajada y dar el primer paso para fomentar confianza.

La gestión emocional es un proceso de aprendizaje y de autodescubrimiento que te trae beneficios en todas las áreas de tu vida.

Cuéntame, ¿en qué parte del proceso te encuentras? Y si necesitas apoyo en el proceso, aquí estoy para ti, con meditaciones, sesiones individuales de coaching y cursos sobre la magia de las emociones.