Estamos en pleno verano y vacaciones. Tus hijos gritan «¡Yupi!» y tú te preguntas: «¿ Y cómo consigo relajarme yo también?». Para que disfrutes de las vacaciones con tus hijos y todos puedan relajarse, aunque tú trabajes, tengo algunas sugerencias para ti y tu familia. Tanto si eres un pro de la relajación en familia como si eres un principiante, aquí encontrarás valiosa inspiración para tu aventura mágico de descubrimiento hacia el relax en compañia.
Equilibrio entre tantas necesidades
Los niños están felices de no ir al colegio y yo, como madre, disfruto de seis semanas sin compromisos escolares y con mayor flexibilidad. Sin embargo, el reto es encontrar un equilibrio entre mi descanso, mi trabajo, el tiempo en pareja, las actividades con los niños y relajarnos juntos. Armonizar las necesidades de una familia -en nuestro caso dos padres y tres hijos- no siempre es fácil. Cuando se suman amigos o abuelos, el equilibrio puede perderse rápidamente.
La trampa de la perfección
Esto es justo lo que me pasó en la primera semana de vacaciones: caí en mi trampa de la perfección y me sentía aún más cansada que el último día de clases. Quería que los niños disfrutaran al máximo de sus vacaciones, quería compartir con ellos momentos divertidos y agradables, hacer felices a mis padres, ofrecer a mi marido las mejores condiciones de trabajo posibles y además seguir con mi propio trabajo, como este artículo del blog. Al hacerlo, descuidé por completo mi necesidad de descanso.
Afortunadamente, recordé a tiempo los contenidos de mi taller «La magia de las emociones». Allí les conté a los padres y las madres que participaron lo importante que es conocerse bien y cuidar de si mismo. Me gustaría contarte cómo lo estoy poniendo en práctica este verano.
Autoconocimiento, la aventura mágica del descubrimiento
Mágica, porque es bonito descubrirse a uno mismo de forma consciente. Mágica, porque puede ser tan fácil y tan rápido a la vez vivir sin estrés. Mágica, porque para mí las aventuras de descubrimiento siempre tienen algo de magia.
El primer paso es escucharme, sentir mis sentimientos y mis necesidades. Cada persona tiene necesidades distintas, que pueden cambiar según la situación, la forma del día e influencias externas como el clima. Por ejemplo, las temperaturas superiores a 27 grados me producen somnolencia y me impiden pensar con claridad.
Sólo si sé lo que me hace bien puedo asegurarme de recobrar fuerzas. Y sólo así podré cuidar bien de los demás. Es bastante lógico y sencillo, ¿verdad? Pero no siempre lo es, porque sé por experiencia lo rápido que las mamás nos ponemos en último lugar.
Empieza hoy mismo a observarte en tu día a día: ¿Qué te relaja? ¿Qué te estresa? ¿Qué es lo que más te gusta? Sé paciente y no te presiones. Y si necesitas apoyo, me encantaría estar a tu lado como coach.
En el aquí y ahora
Estar en el aquí y ahora me ayuda a relajar mi mente. Cuando estoy presente en el momento, no pienso en las numerosas tareas que me quedan por hacer. Puedo sentir mejor lo que realmente necesito ahora mismo y además disfrutar de mis hijos. Observar las cosas sencillas -como una flor o la risa de mis hijos- me permite descubrir la magia del momento y almacenar estos recuerdos con mayor facilidad.
Primero cuido de mi misma
Si has volado alguna vez, sabrás que, en caso de emergencia, primero te pones la mascarilla de oxígeno y después ayudas a tu hijo. En el día a día el mismo principio es válido. Pero, ¿por qué lo olvidamos tan fácil y rápidamente? Sólo puedo cuidar bien de mis hijos si yo estoy bien. Y encima les enseño cómo funciona el autocuidado, ¡que es tan valioso para la vida!
Como ocurre con las necesidades, el autocuidado es un poco distinto para cada persona. Mi fórmula es: ejercicio, alimentación sana, mini-siestas, meditación, autoreflexión, masajes, nuevos impulsos a través de la formación o actividades culturales y momentos agradables con mi espos, mis hijos y mis amigos. ¿Cuál es tu mejor método para cuidar de tí?
Luego cuidamos de nosotros como pareja
El mejor orden para los cuidados es: primero yo, luego nosotros como pareja y después nosotros como familia. Los hijos reflejan cómo están los padres. Si nosotros estamos equilibrados, también lo estarán nuestros hijos. El tiempo en pareja sin niños es importante, pero no siempre es practicable. Por eso, los momentos en pareja deben integrarse en la vida familiar cotidiana.
Es fácil incorporar estos breves momentos de pareja durante las vacaciones familiares: escuchar música juntos, descansar juntos, darse un masaje corto y apapacharse. Pueden platicar mientras sus hijos juegan en el parque, vivir conscientemente el momento y disfrutar del tiempo juntos. ¿Dispones de más tiempo? Entonces una velada con juegos, de cocina, una larga plática a la luz de las velas o una sesión de deporte son actividades estupendas para hacer en pareja.
Cuídense siempre como pareja, aunque sólo sea unos minutos.
El equilibrio es la base de unas vacaciones relajadas
Cuidándonos primero a nosotros mismos y luego como pareja, creamos la base para un tiempo en familia relajado y feliz. Este equilibrio nos ayuda a disfrutar juntos de las vacaciones y a volver renovados a la vida cotidiana. En el próximo artículo, descubrirás cómo crear fácilmente espacios de descanso para toda la familia y hacer que el tiempo que pasen juntos sea aún más agradable.
Aprendamos unos de otros y compartamos nuestros consejos de autocuidado y para pasar tiempo en pareja durante las vacaciones.